Rivera comenzó su intervención explicando que FELABAN es una institución sin fines de lucro, que agrupa, a través de sus respectivas asociaciones en 19 países del continente, a más de 500 bancos y entidades financieras de América Latina. Entre sus objetivos se encuentran fomentar y facilitar el contacto, el entendimiento y las relaciones directas entre las entidades financieras de América Latina, sin consideración sobre asuntos de política interna de cada país; contribuir a la coordinación de criterios y a la unificación de usos y prácticas bancarias y financieras en general en Latinoamérica y favorecer un mayor acceso de los grupos poblacionales de menor ingreso a los servicios financieros como forma de contribuir a la disminución de la pobreza y desigualdad en los países latinoamericanos.

Óscar Rivera hizo hincapié en los retos y necesidades que tiene América Latina y que podrían resumirse en los siguientes:

– Invertir en educación financiera, comenzando desde la escuela
– Incrementar la seguridad bancaria, para lo que hacen falta leyes de delito informático que luchen contra el fraude, que en la actualidad es principalmente informático (falsificación de tarjetas, etc.)
– Eliminar la informalidad
– Más transparencia en la banca
– Simplificar el lenguaje financiero, eliminando tecnicismos, para que la información de los productos financieros y los contratos de los mismos sean comprensibles para los que crean, venden y compren esos productos financieros.
– Necesidad de gobierno profesionalizado en las entidades bancarias, sin que haya
injerencias políticas en la dirección de las mismas
– Incrementar la bancarización, sobre todo en zonas rurales, donde más necesidad hay
– Incrementar la eficiencia. Hay una gran carencia de tecnología
– Mejorar la imagen de la banca

Para todos estos retos, FELABAN cuenta con el apoyo de entidades como BID y la CAF, y ha llegado a acuerdos con ASBA, rompiéndose así el paradigma, ya que se ponen de acuerdo regulador y regulado.

Durante el desayuno se hizo una mención especial al papel del microcrédito en el desarrollo de la región, sobre todo en la concesión de préstamos a actividades que generen riqueza. En este sentido, se comentó la escasa sensibilidad o incluso desconocimiento de este sector en algunos países de América Latina e incluso en España, bien distinto a lo que sucede con el sector bancario. Además se apuntó la necesidad de que los reguladores eliminaran la tasa máxima y establecieran libertad de tasas, pero sin abusos.